La integración de sistemas de almacenamiento con baterías se perfila como un componente clave para mejorar la confiabilidad y eficiencia operativa del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Según el Plan de Infraestructura de Red de Transporte y Centrales Eléctricas (PIIRCE) 2024-2038, el uso de tecnologías de almacenamiento no solo permitirá aprovechar de manera más efectiva la energía eléctrica generada por centrales fotovoltaicas (FV) y eólicas (EO), que actualmente operan sin almacenamiento, sino que también contribuirá a reducir las congestiones y sobrecargas en la Red Nacional de Transmisión (RNT). Este enfoque es crucial en el contexto de la transición tecnológica de inversores de Grid-Following a Grid-Forming, lo que facilitará una mayor integración de centrales eléctricas asíncronas en los sistemas eléctricos de potencia.
Se proyecta que entre 2024 y 2038, la capacidad de almacenamiento con baterías alcanzará los 13,501 MW, con una capacidad de almacenamiento de cuatro horas. Este incremento es esencial para gestionar la variabilidad inherente a las energías renovables y fortalecer la estabilidad y confiabilidad del SEN. La incorporación de estas tecnologías también promoverá una mayor penetración de energías limpias, alineándose con los objetivos de sostenibilidad y reducción de emisiones del país.
Simultáneamente, el PIIRCE prevé una expansión de 2,350 MW en capacidad nuclear, enfocada en tecnologías nucleares de menor escala. Esta inversión en tecnología nuclear subraya la importancia de diversificar la matriz energética, asegurando una fuente de energía constante y de bajo carbono.
Entre 2024 y 2027, se estima una adición de 22,360 MW de capacidad interconectada en el SEN, cifra que asciende a 25,251 MW si se incluye la capacidad de Generación Distribuida (GD). Considerando las conversiones y sustituciones de capacidad, la adición neta será de 23,991 MW. Destaca que, del total de la capacidad a instalar en este periodo, 71.0% corresponderá a energías limpias y sistemas de almacenamiento con baterías asociados. Este dato refleja un fuerte impulso hacia la transición energética en México, con una clara orientación hacia la sostenibilidad y la eficiencia.